martes, 16 de abril de 2013

Buscando a Dios, se encontró a si mismo.


La naturaleza transforma, pero no crea nada. Son los Dioses los que crean, los que pueden tomar algo totalmente amorfo y aleatorio, y darle una forma y un propósito. El Dios crea y transforma. Levanta estructuras infinitamente mas grandes que él mismo, e infinitamente más pequeñas. La naturaleza nunca es consciente, es el Dios el que adquiere consciencia, de sí mismo y del universo que le dio forma; el que desentierra sus propias leyes, y cambia su propia esencia. La naturaleza no puede conquistar nada, porque ya lo permea todo. El Dios conquista, se expande, lleva con él su naturaleza divina y sus propositos, sembrando vida, y orden. La naturaleza no toma decisiones, ni tiene que lidiar con las consecuencias de sus acciones: es amoral. Son los Dioses los que hacen elecciones, los que deciden cargar con su conciencia, y con sus decisiones. El Dios reconoce que no hay un juez superior a él, que se debe juzgar a sí mismo: por eso es un Dios. Sabe que no hay Dioses más grandes que otros, y por lo tanto, cuando en medio de su soledad tiene la fortuna de encontrarse con un semejante, lo trata como si fuera su hermano, como si fuera él mismo.

Todos nacemos siendo Dioses, pero cargar con dicha naturaleza es difícil, es muy, muy difícil. Al final, la mayoría moriremos como simples humanos. Pero los que lucharon, los que no se rindieron, ellos conseguirán su característica final, la que todo hombre invariablemente ha terminado por asociar a lo divino: la inmortalidad. Ellos nunca se van, porque sus creaciones, sus ideas, esas se quedan.


     

miércoles, 10 de abril de 2013

Lógica para objetivistas: los monopolios que deben ser.


Recordemos que los objetivistas afirman que los libertarios son unos hipies ridículos, colectivistas y enemigos de la razón, porque afirman que incluso un gobierno mínimo (aquel que solamente se encarga de el uso de la violencia, la ley y la justicia) es malvado e innecesario. Los objetivistas insisten en que el gobierno debe mantener esos tres monopolios porque de otro modo la sociedad se hundiría en el caos. Vamos a ver cuan congruentes son los objetivistas con su idea de monopolio.

¿Respeta el minarquismo la idea de un monopolio de la violencia?

Los objetivistas dicen, estas convencidos de que una persona no puede tomarse la ley por su propia mano, pero al mismo tiempo, afirman que todo ciudadanos debe tener el derecho no solo a portar armas, sino a usarlas para la legítima defensa... a ver... ¿que?

Enunciemos la verdad más verdadera de la que se desprende toda la filosofía de Ayn Rand: A es A, una cosa es ella misma. A no puede ser B, ni puede ser al mismo tiempo A y no A, y quien afirma eso es un enemigo de la razón, esto es, un colectivista... ejem... bien, ¿pues entonces qué coños consideran ellos un "monopolio"? Un monopolio es un monopolio, el monopolio de la fuerza es no permitir a nadie usar la fuerza, más que al Estado. Si permites que alguien la use y no lo castigas, entonces lo tuyo no es monopolio. Se pone mejor, porque los objetivistas afirman, además, que es legítima la formación de cuerpos de seguridad privados, siempre y cuando estos estén sometidos al escrutinio y control estatal (esto es, su control). Pero se trataría de particulares ejerciendo la violencia después de todo, por más que después tengan que demostrar que la violencia estaba justificada. Entonces, ¿siempre sí se permite que un particular ejerza la violencia?

Sí, dicen ellos, porque al final, si mataste a un ladrón que entró a tu casa a robar, entonces la policía llegará y decidirá si estaba justificada tu acción, es decir, que en efecto puedes usar la fuerza letal contra alguien que intenta matarte, pero no ante alguien que solo quiere darte un trompón, y para distinguir justamente un caso del otro, está la ley objetiva objetivista que mantiene el equilibrio en la fuerza. Vale, muchachos, ¡pues entonces lo suyo no es el monopolio de la violencia, sino de la ley!

¿Respeta el minarquismo la idea de un monopolio de la ley?

Así que el minarquismo no es realmente un monopolio de la violencia, sino algún tipo de quimera entre monopolio estatal y servicios privados. Así, igualitos que cuando un gobierno nacionaliza el acero y sigue permitiendo la producción privada de metal.

¿Que tal con el monopolio de la ley? Podríamos pensar que el gobierno es un aparato represivo que permite a otros ejercer la violencia, pero mantiene todo bajo control gracias a que mantiene el control de la ley que, dicen los objetivistas, debe ser objetiva (o sea, formulada por ellos). ¿Pero es cierto de verdad que en el minarquismo el gobierno mantiene el monopolio de la ley?

Recordemos cómo hablan los objetivistas de los contratos: que son acuerdos casi sagrados que los hombres deben respetar. ¿Pero qué es una ley? ¿no es un dictado que se debe respetar? ¿y no son entonces los contratos, por su propia naturaleza, una ley hecha a la medida por particulares que las partes involucradas deben respetar una vez que la aceptan? Si los minarquistas de verdad se empeñaran en poner la ley, toda la ley, bajo un control objetivo, entonces se deberían prohibir los contratos privados (donde, de acuerdo a su visión de la ley privada, reinaría el caos, la subjetividad y la desintegración mental, y se vería toda clase de contratos estrambóticos donde las personas se obligaran a caminar de cabeza y los sandwiches se comerían a la gente), y deberían ser sustituidos por contratos estatales, es decir, que las dos partes involucradas tuvieran que ir a un juzgado (o lo que sea), explicar a un legislador las necesidades y compromisos que cada parte desea tomar, y éste haría una ley específicamente para ellos que los obligara a cumplir dicho acuerdo. Pero los contratos no funcionan así. Para los objetivistas, dos industriales no necesitan permiso alguno para celebrar un contrato, es decir, hacer una ley sin supervisión estatal. Dos particulares recurren a un juez solo si una de las partes viola el contrato, pero si no es así, el gobierno ni siquiera tiene por qué enterarse que dicho contrato existía. Al final, el gobierno permite que cada particular haga una ley, y el gobierno está para juzgar cuándo un contrato ha sido efectivamente violado, y actuar en consecuencia. Vale, muchachos, ¡pues entonces lo suyo tampoco es un monopolio de la ley, sino del arbitraje!

¿Respeta el minarquismo la idea de un monopolio del arbitraje?

Recordemos que con arbitraje nos referimos a un servicio por el cual se media entre dos individuos/organizaciones particulares en conflicto y/o se da un veredicto en favor de alguna de las partes, de acuerdo a lo que, a juicio del arbitro (o juez, si se trata de arbitraje gubernamental), resulta más apegado a la ley. ¿A que nos referimos con arbitraje privado? Pues a eso precisamente: dos personas o empresas que se encuentran en un conflicto buscan un tercero para que arbitre para ellos, y a quien pagan por su servicio. Ahora bien, si buscan cualquier referencia u opinion de los objetivistas en su página oficial, no encontrarán practicamente ninguna posición respecto a los tribunales privados de arbitraje.

Como premio de consolación, podemos intentar conjeturar qué opinaría Ayn Rand sobre éstos tribunales privados: supongo que algo como que la idea del arbitraje privado es maligna y pecaminosa, que quienes la defienden son unos colectivistas, subjetivistas amantes de la desintegración mental y enemigos de todo lo que es bueno y objetivo, unos odiosos hipies que... humm... vale, mejor no le preguntemos a Ayn Rand.

Supongamos que dos particulares recurren a un servicio privado de arbitraje, como fue mi caso en una ocasión. ¿Debería un gobierno minarquista castigarnos a las partes en disputa o al particular que aceptó arbitrar por nosotros? Si los objetivistas afirman que un crimen sin víctimas no puede ser considerado un crimen (y con razón), ¿por qué arbitrar sí debería serlo? Y es que al final, practicamente todo el arbitraje que se realiza en el mundo es arbitraje privado. ¿Cuantas disputas ha zanjado el lector a lo largo de su vida? Y de todas ellas, ¿en cuántas tuvo que recurrir a un juez estatal? Los objetivistas no serían tan idiotas como para afirmar que de verdad toda disputa debe ser arbitrada por un juez estatal, y sin embargo, justamente en eso consistiría un monopolio del arbitraje.

¿Pues entonces qué tipo de monopolio busca el minarquismo?

Ninguno, así de simple. Al final, los propios objetivistas se pasan por el forro cada uno de sus monopolios y aceptan que, en la práctica y dentro de su propio sistema, el gobierno no tiene el monopolio de nada. ¿Qué buscan entonces con su idea de gobierno? Simplemente, lo que ellos mismos declaran: poner la violencia, la ley y el arbitraje bajo un control "objetivo", es decir, su control. Un lugar privilegiado en la cima de la colina que les permita vigilar a todos desde lo alto y sentirse seguros de sus enemigos colectivistas (por eso de que su paranoia los hace ver colectivismo por todos lados).

Dicen que Ayn Rand es la Marx de los ricos. Y no les falta razón: su idea de una dictadura de los objetivistas se parece en muchos aspectos a la dictadura del proletariado: un aparato estatal mimandolos, cuidandolos y protegiendolos de todo mal, por eso de que ellos, los hombres geniales que sostienen al mundo, son indispensables. Pero sobre esas similitudes ya hablaremos en otra ocasión.

domingo, 7 de abril de 2013

El marxismo usa el método científico.


Dicen los marxistas que, a la hora de explicar el mundo, el marxismo es superior a la escuela austriaca porque el primero se sirve del método científico, mientras que la escuela austriaca no tiene empacho en decir que el método científico es simplemente inaplicable al problema de la evolución de las sociedades. Pues bien, cualquiera que se tome la molestia de discutir con un marxista en algún foro se dará cuenta de cuánto espíritu científico tienen estos muchachos.

Aunque las falacias ad hominem no nos sirven para probar ni refutar ninguna teoría, el hecho de que los marxistas se comporten más como hoolygans (censurando, tachandote de burgues en lugar de argumentar, ignorando la evidencia, ofreciendo apoyo incondicional a dictadores que se dicen de izquierda, etc), nos da fuertes pistas de hacia donde van los tiros. Y es que si nos fijamos cómo funciona la ciencia, y luego volteamos a ver cómo funciona el marxismo, notamos algunas sutiles diferencias:

1. En el método científico uno comete errores. Despues de todo, si el ser humano fuera infalible, no necesitaríamos método científico. Éste existe precisamente para poder darnos cuenta cuando hemos cometido un error, para de este modo poder refinar nuestra teoría. De este modo, vemos cómo a lo largo de la historia diversas teorías se han demostrado falsas, lo que ha ayudado a mejorar nuestra comprensión del universo.

Pero en el marxismo no, ahí no. Porque el marxismo es científico, por lo tanto es infalible (dicen ellos), y debido a esto, no es raro ver en mi facultad a los amigos marxistas organizando conferencias con nombres pomposos tipo "la vigencia del marxismo en el siglo XXI". ¿Nada que corregir? ¿en serio? Sí, en serio, y si te atreves a ponerle en duda, eres un burgues que de ciencia nada sabe. Yo también voy a organizar una conferencia en la facultad de ciencias: la vigencia del geocentrismo en el siglo XXI, a ver cómo se lo toman.

2. En el método científico uno contrasta sus predicciones con la realidad. Dijo Albert Einstein que la velocidad de la luz es constante respecto a cualquier sistema de referencia. En lugar de tener que tragarnos la teoría sin rechistar para no parecer traidores, una y otra vez dicha teoría fue puesta a prueba en diversos experimentos, y esta salió reforzada. Más aún, dicha teoría ayudó a explicar diversos fenómenes para los cuales antes no había explicación. El solo hecho de que durante un experimento dicha teoría no aplicara, hubiera puesto de cabeza a la relatividad, y habría hecho necesario volver a las fórmulas para intentar explicar dónde estuvo el error, o de plano rechazarla. En la ciencia, una teoría se apoya no solo en las confirmaciónes sino también, y más importante aún, en que no haya sido experimentalmente refutada (el nombre formal para este modo de proceder es el de falsacionismo, y es tan fundamental en la ciencia porque de otro modo practicamente cualquier falsedad podría ser demostrada simplemente escogiendo la evidencia que confirme dicha teoría).

Pero en el marxismo no, ahí no. Recordemos que, una vez hecha su teoría acerca del capitalismo, Marx como todo buen científico hizo una predicción: que al llevar el capitalismo a una concentración cada vez mayor de la riqueza, lo que llevaría inexorablemente a la rebelión del proletariado y de ahí al socialismo, lo más natural era que el primer país donde los trabajadores se levantarían en contra de la opresión del capital sería justamente en el país más capitalista de todos, es decir, que la primera revolución del proletariado se llevaría a cabo ni más ni menos que en EUA. Al final resultó que la revolución se dió justamente en todo lo contrario a un país capitalista, es decir, una monarquía absolutista cuya economía era en su gran mayoría agraria y de autoconsumo.

Ahora imaginense lo grave que sería esto si el marxismo fuera de verdad una ciencia: toda la teoría nos lleva a concluir algo que no solo no pasó, sino que salió justo al contrario de como dijimos que pasaría. ¿Como reacciona la comunidad científica en estos casos? Se reuniría de emergencia toda la comunidad internacional, analizaría el error y se pondrían todos como locos a buscar qué es lo que falló en la teoría, para poder hacer las correcciones necesarias. El Capital dejaría de ser usado para explicar el marxismo, y en cambio nuevas teorías y nuevos personajes habrían propuesto nuevos modos de entender la lucha de clases. En cambio, ¿que dijeron los marxistas? Algo así como "bueno, vale, nuestra teoría no logró hacer una predicción acertada, pero... pero olvida eso, ¡mira, mira por acá, aquí sí que acertó en su predicción!". El viejo amigo sesgo de confirmación al rescate. Todo muy científico, vaya. 

3. En el método científico la verdad es la verdad. Suena algo tan obvio que pareciera que no hace falta decirlo: una cosa es correcta o no lo es, te sirve para explicar el mundo, o no te sirve. Si Walter Mercado hubiera hecho él solito toda la termodinámica moderna, el hecho de que fuera un magufo no habría invalidado la propia termodinámica, porque las leyes naturales están ahí, y son algo que trascienden al hombre, quién no hace más que desenterrarlas y usarlas. Las leyes del universo carecen de toda ideología.

Pero en el marxismo no, ahí no. Ahí la realidad no existe como algo independiente del hombre, sino como una esclava de la ideología, que necesita su permiso para poder ser. Así, los marxistas llegaron a afirmar sin empacho que la termodinámica era una "ciencia burguesa", porque fue hecha específicamente para los amos del capital (porque ayuda a construir motores de combustion interna represivos y todo eso), y que de haberse desarrollado bajo la dictadura del proletariado, una termodinámica distinta, más humana, habría sido creada. Bajo la lógica de los marxistas, la verdad no existe por sí misma, sino que hay la que ayuda al proletario a conseguir su objetivo final (verdad buena), y la que no (verdad mala), y desde luego, eso depende de quién la haya dicho, y para quién.

Ciencia vs religión: diagrama de flujo explicativo.
Visto así, ¿a cual de los dos procedimientos se apegan más los marxistas? ¿podría usted imaginar cómo sería la ciencia si se la dejara en manos de estos tios? Si le interesa, aquí hay un ejemplo.