martes, 25 de diciembre de 2012

Lógica para progresistas: el alcoholímetro.


Imagína que un dia estas tomando un agradable paseo en la avenida Pinos Fritos cuando de pronto oyes gritos. Al voltear, notas con preocupación que ha comenzando un incendio en una casa. El fuego se extiende, y en pocos minutos ya ha ocupado todo el piso inferior. Desde la ventana del segundo piso unas personas gritan desesperadas, pidiendo ayuda. A los pocos segundos oyes varias sirenas de bomberos cada vez más cerca. Menos mal, -piensas- ya llegó la ayuda necesaria.

Pero no. Los camiones de bomberos se detienen con toda calma en la cuadra de al lado. A continuación, eligen al azar algunas casas de dicha cuadra, rompen con un hacha las puertas, y entran para checar la instalación eléctrica, asegurarse de que no hay llaves de gas abiertas, ni niños jugando con cerillos. Una vez que se han asegurado de que todo está en orden, salen de la casa, y se largan para continuar con sus chequeos rutinarios. Entran a la casa de al lado, y tras una hora de inspección, remiten a unos padres por usar foquitos de navidad de mala calidad para iluminar su arbol, poniendo en riesgo su vida y la de sus hijos.

Una hora después llega la ayuda a la casa en llamas. Apagan lo poco que todavía estaba ardiendo, y acto seguido, llegan los servicios forenses a sacar los cuerpos calcinados de sus residentes. Al dia siguiente el departamento de protección civil ofrece un comunicado a la prensa:

"La mayoría de los incendios son causados por instalaciones eléctricas defectuosas, cigarros encendidos y niños jugando con cerillos. Los incendios aumentan en ésta época navideña porque se usan foquitos de navidad de mala calidad que terminan incendiando el árbol navideño, un producto altamente inflamable. Porque la prevención es lo más importante, hemos habilitado una unidad de especial de prevención, compuesta por 200 bomberos que se encarga de realizar operativos casa por casa para detectar a tiempo señales de peligro y evitar tragedias como la de la avenida Pinos Fritos."

No mencionan que para hacer sus mentadas revisiones tienen que violar la propiedad de ciudadanos pacíficos. Que personas que no han hecho daño alguno a nadie, son privadas de su libertad porque "podrían" haber causado un incendio. Que siguen habiendo incendios en la ciudad y que gracias a sus inteligentes operativos, hay menos bomberos apagandolos. Concretamente, 200 bomberos, que ahora se dedican a "prevenirlos", como si antes de que empezara todo esto no tuvieran suficiente trabajo nada más con apagar los que ya habían.

Cualquier persona se daría cuenta de lo increíblemente estúpido que resultan estos operativos. Pero cuando se trata de alcohol al volante, todo cambia mágicamente.

De pronto ya está bien que se viole la libertad de tránsito de las personas (secuestro, para fines prácticos) para interrogarlas y hacerles pruebas de alcoholemia. De pronto ya está bien remitir a un borrachin que iba a 20 Km/h con las intermitentes, y que no le ha hecho daño a nadie, pero que "podría haberlo hecho" (como si no hubiera gente sobria que maneja mil veces peor). De pronto ya está bien que se dejen de perseguir crímenes de verdad como robos, violaciones y homicidios, para perseguir borrachos a las afueras de un bar. Total, esta ciudad es tan segura, que esos crímenes violentos no se dan, de modo que podemos darnos el lujo de prevenir el delito, en lugar de combatirlo.

Y así es como llegó el operativo navideño al DF, y todos como si nada.



Nota: Que quede claro que pocas cosas me cagan más en la vida que los malacopas, entre los que se incluyen los más repulsivos y peligrosos de todos: los gilipollas que insisten en manejar ebrios. No tengo ninguna simpatía por esa gente, y no tendría problema alguno con que mueran estampados contra un árbol. También me cagan los reguetoneros, los considero individuos peligrosos, pero no por eso voy por ahi pidiendo que los encierren porque son un peligro potencial para otras personas y para ellos mismos. A una persona que provoca un accidente estando bajo los efectos del alcohol, se le debe juzgar exactamente igual que cualquier otra. Manejar drogado o bebido no debería ser un agravante, como no resulta un agravante manejar siendo un gilipollas.