miércoles, 14 de julio de 2021

Jesus era un punk

Las costumbres e instituciones sociales son importantes. Representan un refinamiento continuo a través de prueba y error de millones de individuos durante miles de años. Las reglas que hoy son normales, alguna vez fueron propuestas radicales y peligrosas. Lo anterior lleva a una dualidad: es importante seguir las reglas, pero es también importante ponerlas a prueba y transgredirlas de vez en cuando. Seguimos las reglas para mantener andando esta madre conocida como sociedad. Las transgredimos para renovarla y refrescarla. 

Pero incluso los que dicen "fuck da rules" y se hacen los pelos de piquitos no saldrían con el pito de fuera en un día caluroso. Hay reglas que están ahí desde hace 10 mil años y simplemente no van a cambiar pronto. 

¿Cómo saber cuándo está bien decir "que te valga madres"? La respuesta, por construcción, no puede venir desde las propias reglas que vas a transgredir, sino desde fuera, pero al mismo tiempo, no es una decisión que se pueda tomar independiente de la regla. Debemos buscar la utilidad y el propósito original de éstas y evaluar 1. si siguen aplicando 2. cuál es el costo de transgredirlas y 3. si estamos dispuestos a aceptar el costo. Nuestro deber moral es romper las reglas cuando estas han perdido el valor y propósito que alguna vez tuvieron. 

Incluso la biblia, asociada a una institución esclerótica y rígida como la iglesia católica, reflexiona mucho sobre la relación compleja y paradójica entre el respeto por las reglas (en este caso las mismas reglas de Dios, imaginate) y la oposición a dichas reglas a través de la acción creativa. El mismo Jesús era un transgresor, y a los religiosos espantados parece no hacerles ruido la idea de este men entrando al templo a sacar a los mercaderes a barazos. En otra ocasión, cuando durante uno de sus paseos ve a un hombre que está trabajando en el día de descanso le dice "Hombre, si en verdad sabes lo que haces, eres bienaventurado, pero si no sabes lo que haces, eres desventurado y además un transgresor de la Ley". O sea que incluso la biblia te invita a, de vez en cuando, romper las reglas y ser un maldito punk sin temor a Dios, pero eso no te lo van a decir los padrecitos en la misa los domingos.

(protip: entre más te alejas de la iglesia como institución, más puedes acercarte a los verdaderos orígenes de la espiritualidad de Occidente, que contienen mucha sabiduaría práctica, igual que el resto de las religiones del mundo) 

El romper las reglas para mantener saludable a una sociedad es algo tan necesario para el ser humano que hasta evolutivamente parece haber sido programado en nuestros cerebros. Se llama adolescencia y es cuando la mayoría de nosotros quiere romper todo. Es la edad en la que ponemos en duda cada regla y cada verdad que nos dijeron (excepto lo de no salir con el pito de fuera, curioso). Y es así como descubrimos (la mayoría de las veces por las malas) por qué las reglas estaban ahí. 

No es que la mayoría de adultos se vuelvan conservadores porque la sociedad aplasta sus sueños e ilusiones. Se vuelven conservadores porque maduran y entienden (de manera más o menos consciente) por qué las cosas son como son, y la necesidad de que lo sigan siendo para que la siguiente generación pueda apalancarse de los logros del pasado (que son inmensos). La experiencia y la realidad práctica termina pesando más que el potencial y las promesas y los adultos se vuelven (en su mayoría) los guardianes de las reglas, mientras la siguiente generación se vuelve la nueva transgresora, empujando y retando dichas reglas en un intento de llevarlas a una nueva dirección más justa y alineada con los valores actuales. El ciclo de renovación comienza de nuevo. 

En resumen, no juzgues con demasiada dureza al hijo adolescente o a los padres boomers. Y no denigres a la ligera ni las instituciones sociales ni el logro transgresor y creativo.